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De los corrales de Mataró a los escenarios de medio mundo, la aventura artística y personal de Peret, el artista que con un poco de mambo, un chorro de tanguillo y una pizca de rock creó la rumba catalana.
50 años después del éxito de Borriquito, los nietos del maestro protagonizan un retrato íntimo de la familia, y de la creación del único género musical nacido en la calle en Europa durante el siglo XX, con Andreu Buenafuente como narrador.
El título no da lugar a equívocos: este es un retrato íntimo y a la vez un homenaje a Pere Pubill Calaf, Peret para el mundo entero, el rey de la rumba catalana para la historia. Con la complicidad de sus nietos y de amigos como Petitet, Justo Molinero e incluso su sastre favorito del barrio de Sant Antoni, el documental relata muy de cerca la “vida de película” de Peret a base de charlas hogareñas y de sobremesa en el bar, así como una carretada de material de archivo e incluso divertidas dramatizaciones. De los corrales de Mataró (“donde solo había ratas y hambre”) a la calle de la Cera del Raval; de los años mozos entre prostitutas, partidas de cartas y venta ambulante a los bolos para los turistas de Calella; de la invención de una nueva y juerguista rumba gitana que bebía de Pérez Prado y Elvis (muy diferente a la rumba flamenca que hacían los demás) al campanazo con “Borriquito” y las giras internacionales junto a sus fieles palmeros, el Toni y el Huesos; de la actuación forzosa en Eurovisión a su largo retiro para convertirse en pastor evangelista y su sonado retorno junto a Los Amaya y Los Chipén. Dios, la familia y la rumba es el triunvirato que preside una película que no rehúye explicar la amargura con la que Peret vivió la absurda polémica por la paternidad de la rumba catalana con la que algunos querían enfrentarle a “el Pescadilla”. Ni describir una personalidad compleja, fruto de la tensión entre mundo gitano y mundo payo, entre pobreza y riqueza, entre verdad y picaresca.